Derechas e izquierdas, en el mismo costal, cuando demuestran su incapacidad para construir un modelo capaz de dejar en un segundo plano el tiempo de las vanguardias y de las élites, ambas sustentan su presencia en la preeminencia de ciudadanos. Los de primera clase con capacidades de dirigir la sociedad y los de segunda clase limitados en la posibilidad, el deber y el derecho de ser parte de la toma de decisiones. Ambos en disposición de legislar para cautelar la cuota de poder otorgados, con la disculpa del modelo de sociedad democrática que grita a todo pulmón su reinvención.